La ciudadanía es la piedra angular del orden jurídico de las sociedades contemporáneas. Su “posesión”, como titularidad plena, implica para un individuo la calidad de sujeto ciudadano: un conjunto de derechos y deberes que comparte con todos los otros ciudadanos; y que configura además una suerte de umbral mínimo común de prerrogativas, reglas de convivencia y obligaciones que le dan contenido sustantivo a la pertenencia geográfica a un Estado-nación. La ciudadanía moderna es, por definición, un estatus jurídico de igualdad, inseparable de los sistemas políticos específicamente modernos: repúblicas con regímenes de gobierno representativo. Aunque la igualdad jurídica nunca desactivó totalmente al menos dos registros fuertes de desigualdad –el de género y el étnico/cultural– se constituyó en atributo central de la ciudadanía moderna.
Andrenacci, L. (2003). Imparis Civitatis. Elementos para una teoría de la ciudadanía desde una perspectiva histórica. Sociohistórica. Cuadernos del CISH, (13-14), pp. 1-30.