Cuando llegamos a las aulas valdizanas, llevábamos el calor de nuestras vivencias juveniles crecidas en la  secundaria, pletóricos de anhelos, en la búsqueda de labrar nuestros destinos. Ahí, donde ahora funciona el Museo  de Leoncio Prado Gutiérrez, estuvo nuestra  primera aula, ahí fuimos conociéndonos e integrándonos hasta comprobar cinco años después que éramos una sola realidad, que teníamos un destino común, que todos ese 15 de Diciembre de 1968 nos estábamos graduando de Profesores. De ahora en adelante nuestras vidas estarían ligadas a la tarea educativa, a trabajar, a volcar con fe todo lo que habíamos aprendido en la vida universitaria. Han pasado cincuenta años, la vida nos ha llevado por rumbos diferentes y no sabemos cuan lejos o cerca estamos los que egresamos juntos esa mañana. Es casi imposible saberlo. Los más se quedaron en nuestra tierra, otros emigraron a la capital. También hay quienes residen en otras latitudes. Muchos cumplieron el último rito de la existencia. Los que hemos quedado cerca a nuestra alma mater hemos retornado y queremos  dejar un testimonio de nuestra presencia. Esa expresión de gratitud al claustro valdizano está constituida por este libro titulado Cincuenta años después, que es el sumun de nuestro ejercicio profesional, expresa   intrínsecamente nuestro vínculo con Huánuco y el país, así como nuestro  compromiso con la educación y con la sociedad a cuyo servicio nos pusimos  desde que egresamos.