La trata con fines de prostitución forzada como una forma de violencia de género en el marco de una globalización negativa para las mujeres
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Descripción
Lo que conocemos como “globalización”se imprime en un contexto económico y social que exacerba desigualdades inherentes al sistema capitalista y patriarcal de manera extremadamente negativa para las mujeres. La violencia contra éstas resulta inherente a este proceso de expansión de la hegemonía neoliberal, siendo la trata con fines de prostitución forzada un ejemplo de ello que
pasaremos a politizar. A través de una metodología cualitativa, nos hemos adentrado en un proceso de investigación que ha revisado tanto la teoría feminista como las investigaciones existentes sobre el trabajo sexual desarrollado por mujeres migrantes. Con esta empresa, nos hemos topado con el fenómeno de la trata entendido como una forma de violencia de género particular con especial
incidencia en este contexto.
Conocemos el totum revolutum existente en el caso de las migraciones femeninas en los discursos y políticas hegemónicas, pero rechazamos esta “voluntad de indistinción”- como diría Rita Laura Segato-, máxime cuando somos conscientes de la necesidad de “hilar fino”en esta cuestión. Ciertamente, la trata cohabita con otras formas de explotación laboral dentro de la industria del sexo, manifestándose como un proceso de esclavitud, coerción y sometimiento por la fuerza que recae sobre las mujeres que son objetos de la misma. Ante la amenaza de una posible
ruptura del contrato sexual, representada por los proyectos migratorios de las mujeres, dicha praxis representa una forma de intimidación que se traduce en la necesidad del patriarcado de colectivizar y explotar a las mujeres, como una propiedad colectiva de los varones.
Indudablemente, la trata es un grave atentado contra la dignidad de muchas mujeres del mundo. Ahora bien, resulta indispensable mantener una mirada amplia y crítica con las políticas existentes que abanderan la lucha contra la trata en la medida en que pueden resultar contraproducentes para las vidas de muchas mujeres migrantes.
What we know as “globalization” falls within an economic and social context that exacerbates, in an extremely negative way for women, inherent inequalities of the capitalist and patriarchal system. Violence against women is inherent to the expansion of neoliberal hegemony, and human trafficking for forced prostitution is a crucial example of this link that we aim to politicize. Using qualitative research methodology, we have revised relevant feminist theory inasmuch as previous research on sex work performed by migrant women. For this purpose, we have faced human trafficking as a specific form of gender violence with a special signification in this context.
We are aware of the familiar totum revolutum regarding feminine migrations within hegemonic discourse and politics, but we reject this “willingness for indistinction” -in the words of Rita Laura Segato- and argue for a careful reading of the issue at hand. Certainly, human trafficking
cohabits with other forms of labor exploitation in the sex industry, reveling itself as a process of slavery, coercion, and forced submission of women. In the face of a breach of the sexual contract through the means of the migratory projects of women, human trafficking represents a form of
intimidation that unveils the patriarchal necessity of subjugating and exploiting women, as if they
were nothing but a collective ownership of males.
Undoubtedly, human trafficking is a severe assault on the dignity of women. However, it is imperative to keep a wide and critical vision of the existing policies that lead the fight against it, to the extent that they might have counterproductive effects on the lives of many migrant women
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