A finales del siglo veinte la historiografía acuñó el concepto de republicanismo para definir la ideología que había sustentado la revolución americana. Posteriormente el concepto fue apropiado normativamente por la filosofía política y se presentó como una alternativa a la hegemonía del liberalismo. En el primer caso se señaló una continuidad entre la tradición republicana de pensamiento político y la ideología revolucionaria. En el segundo caso, lo que se intentó fue una exhumación de temas republicanos para formar una nueva ideología. Denominaré a este proyecto ideológico neo-republicanismo y señalaré algunas de las dificultades a las que se enfrenta.
Rivero, A. (2005). Republicanismo y neo-republicanismo. Isegoría, (33), pp. 5-17