Frente a la mala «Razón de Estado», del pasado y del presente, se alegan aquí algunas de las posibles y potenciales buenas razones del Estado, también como exigencias válidas para el futuro. Con ello se pretende coadyuvar a una imprescindible recuperación teórica y práctica de la política y, con ella, de la cultura y de la ética en el espacio público. Ante el actual poder omnimodo e «incontrolado» de la economía, de su versión pretendidamente única, la del «capitalismo científico» y la muy desigual «globalización», se hace necesario tomar completamente en serio la perspectiva de los intereses generales (nacionales y transnacionales, universales): y, dentro de ellos, los legítimos intereses individuales y, en especial, los de aquellos amplios sectores sociales dotados de muchos menos poderes y posibilidades. La ética de los valores ilustrados de libertad, igualdad, fraternidad (solidaridad), así como la seguridad que deriva de la propia cohesión social -justicia y eficiencia unidas- constituyen la base de esas buenas razones del Estado (y de la sociedad civil, en homogeneización crítica con aquel).
Díaz, E. (2002). Razón de Estado y razones del Estado, (Decimas Conferencias Aranguren). Isegoría, (26), pp. 131-179