El protagonismo dado a la comunidad en el pensamiento habermasiano es innegable. No obstante, la caracterización de ésta al modo de una intersubjetividad recenciliada y con un fuerte énfasis en lo consensual ha desencadenado las objeciones de aquellos/as que se muestran más sensibles a las demandas de la pluralidad y las diferencias. El objetivo es trabajar a favor de una adecuación del modelo ideal de comunidad a los requisitos que plantean las situaciones pragmáticas reales, De ahí que la crítica interna habermasiana -Benhabib, Wellmer y McCarthyhayan puesto el acento en la necesidad de retomar la cuestión del juicio moral -la atención a lo concreto y al contexto- , la narratividad y el proceder hermenéutico como contrapartida a los excesos racionalistas y abstractivos del citado modelo habermasiano de comunidad universal de diálogo.
Guerra, J. (1999). La disputa en torno a la comunidad o la deriva antifundamentalista del continente habermasiano. Isegoría, (20), pp. 67-88
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