El título de estas páginas casi exige comenzar con una puntualización: catolicismo y cristianismo no son, obviamente, denominaciones contrapuestas. El catolicismo forma parte del rico entramado de confesiones religiosas a las que ha dado lugar el cristianismo. El cristianismo es, por así decir, la denominación de origen. Y, durante siglos, el adjetivo «católico», entendido como «universal», convivió pacíficamente con el cristianismo y se convirtió en una característica irrenunciable de la Iglesia.
Fraijó, M. (1997). Del catolicismo al cristianismo. Reflexión sobre el itinerario religioso de José L. L. Aranguren. Isegoría, (15), pp. 157-179