La palabra, la amistad y la enfermedad son los tres ámbitos escogidos por el autor para vertebrar estas tres reflexiones éticas que configuraron las «IV Conferencias Aranguren », En primer lugar, se pasa revista a la compleja interacción que se crea entre un hablante y su interlocutor, la cual es analizada desde un punto de vista moral, destacándose aspectos tales como la persuasión, la sinceridad o la llamada mentira piadosa. Quizá sólo alguien que une a su condición de ensayista el oficio de médico podía recordamos lo apuntado al final del trabajo, a saber, que junto a las obligaciones de los médicos para con sus pacientes o la de éstos para con aquéllos, no deben olvidarse los deberes del enfermo para consigo mismo, en tanto que sólo ellos pueden ayudarnos a transcender nuestra enfermedad y a rentabilízarla desde una perspectiva ética. El intrincado problema de la amistad constituye el núcleo y la parte central del artículo, donde se nos habla de la benefidencia como algo enteramente peculiar y sustantivo de las relaciones amistosas. Esta benefidencia representa un plus que, por encima de la benevolencia, la benedicencia o la beneficencia, transforma una relación humana en un vínculo amistoso. Según esta tesis, en el terreno de la amistad no basta con dar algo de lo que se tiene o algo de lo que se hace, sino que también se necesita dar algo de lo que se es; y en ello consiste la confidencia hecha al buen amigo.
Laín, P. (1996). Tres reflexiones éticas. Isegoría, (13), pp. 99-117