Resulta común leer que, de existir valores que rijan la actividad científica, y de ser importante su estudio filosófico, los únicos que deben interesar a los filósofos de la ciencia son los valores cognitivos o epistémicos. Según estas posturas, la búsqueda de conocimiento científico está determinada exclusivamente, o al menos prioritariamente, por valores tales como la verdad, la coherencia, la simplicidad o la capacidad predictiva y explicativa. Puesto que la ciencia es, ante todo, la búsqueda de conocimiento verdadero, fecundo y coherente, la filosofía de la ciencia no debe interesarse en los valores que determinen la praxis científica, a no ser aquellos que nos impulsen a la búsqueda de ese tipo de conocimiento.
Echeverría J. (1995). El pluralismo axiológico de la ciencia. Isegoría, (12), pp. 44-79