Partiendo de la figura del intelectual, tal corno la define José Luis L. Aranguren, como moralista heterodoxo que, portavoz de los sin voz, cumple una doble función crítica y utópica, se estudia la relación que pueda tener con la política en la doble acepción de convivencia libre y de poder. El artículo concluye esbozando una crítica que incluye la de sus supuestos filosóficos, a la idea de Aranguren de que el intelectual, a diferencia del ideólogo, ha de mantenerse al margen de la política partidaria o institucional.
Sotelo, I. (1993). El moralista frente al político. Isegoría, (7), pp. 23-48