Para la crítica romántica, la fama de Rojas Zorrilla quedó oscurecida, de forma perfectamente lógica, por la de su coetáneo, amigo y colaborador don Pedro Calderón de la Barca. Esta situación es muy patente en los grandes críticos alemanes. Los hermanos Schlegel apenas citan a nuestro dramaturgo. Otros historiadores le conceden un lugar secundario, con la excepción de Johann Ludwig Tieck, que lo exaltó incluso por encima del autor de La vida es sueño. La recepción de su obra en España fue irregular. Del análisis de la biblioteca y escritos de Musso Valiente, del discurso de Agustín Durán, de las ediciones de la época romántica... podemos deducir el interés de su figura y su obra, limitado frente a los grandes genios de nuestra escena, pero siempre presente en un discreto segundo plano. Sin duda, los críticos que mayor atención le prestaron son Francisco Martínez de la Rosa, que sintetiza los tópicos neoclásicos en torno a nuestro autor, y Alberto Lista, que tiene una mirada más original y atenta, centrada especialmente en la dimensión trágica del poeta y en los anticipos de la estética romántica que cree ver en él. La presencia del toledano en las historias literarias del Romanticismo y su edición, en solitario, en la «Biblioteca de autores españoles», preparada por Mesonero, lo canonizan como uno de «los seis astros mayores» de nuestra dramaturgia áurea.
Pedraza, F. (2007). Rojas Zorrilla ante la crítica romántica. Revista de Literatura, 69 (137), pp. 183-218.