En el siglo XIX una de las condiciones esenciales para obtener el reconocimiento de la soberanía de un Estado por parte de la comunidad internacional era la capacidad para mantener el orden interior y garantizar las vidas y propiedades de los súbditos extranjeros. La justicia, entonces, se convierte en un elemento político de primer orden y el caso de las relaciones hispano-mexicanas resulta especialmente significativo. Para México, se trata de preservar la independencia nacional, de evitar una intervención militar y de integrarse en el sistema internacional. Para España, se busca afirmar su estatuto de gran potencia con capacidad para intervenir en defensa de sus ciudadanos y de obtener las debidas reparaciones. Este trabajo se estructura entonces en torno a tres cuestiones: la deuda y las reclamaciones financieras de los españoles, el castigo de los culpables de los asesinatos de españoles y la negociación de un tratado de extradición de delincuentes y desertores.
Delgado, A. (2009). Justicia y relaciones internacionales: las relaciones hispano-mexicanas (1844-1863). Anuario de Estudios Americanos, 66 (1), pp. 47-78.