En 1737-1738 la Nueva España se vio sacudida por la peste. Mortífera enfermedad denominada con el nombre de “matlazahuatl”, que atacaba sin distinción de edad, sexo, grupo étnico o económico, ocasionando estragos difíciles de olvidar y consecuencias económicas, demográficas y sociales que perduraban durante largo tiempo. En Puebla, como en todo centro urbano colonial, sus habitantes estaban acostumbrados a convivir diariamente con la muerte, y desde la fundación de la ciudad diversas pandemias y epidemias habían afectado a su población. A pesar de ello, los poblanos no recordaban una enfermedad tan letal como el matlazahuatl, que ocasionara un número tan elevado de víctimas, ya que en sólo ocho meses se registró el entierro de 7.167 personas adultas (15% de su población). A diferencia de la viruela, el sarampión y otras enfermedades, la peste superó barreras étnicas y socioeconómicas: indígenas y castas fueron los grupos que sintieron con mayor intensidad los efectos de la terrible enfermedad y el golpe fue tan severo que las consecuencias se sintieron durante muchos años, mientras que mestizos y españoles se recuperaron rápidamente.
Cuenya, M. (1996). Peste en una ciudad novohispana. El matlazahuatl de 1737 en la Puebla de los Ángeles. Anuario de Estudios Americanos, 53 (2), pp. 51-70.