Queer es un insulto, un término cargado de estigma. Corresponde a lo que no se ajusta a la norma sexual, lo que es raro, extraño, desviado: en castellano traducciones comunes son marica o bollera. Además, queer hace referencia a un conjunto de teorías y prácticas políticas. El activismo queer surge a finales de los años ochenta en el seno de comunidades como las lesbianas chicanas de California o las lesbianas negras, que se rebelan contra su «extranjería» no sólo de la cultura dominante sino del propio movimiento de gays blancos y de clase media que decía representarlas. Las minorías sexuales excluidas por pobres, por negras, por seropositivas, por plumeras..., siguiendo la estrategia política del autonombramiento para adelantarse a la injuria, se apropian del término y lo utilizan como reivindicación de su ser desviado y dicen somos bollos, maricas, transexuales, osos, transgéneros, intersexuales, sadomasoquistas... somos queer.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Grupo de trabajo queer. (2005). El eje del mal es heterosexual. Figuraciones, movimientos y prácticas feministas queer. Madrid: Traficantes de Sueños