Aunque hay un sol de verano en agosto, no hace mucho que llovió y el barro empapa las zapatillas metidas en los pastizales, entre las zanguijuelas y las lagartijas donde dicen que Miguel pasó por última vez en bicicleta rumbo a la costa. Los juncos parecen haber salido a propósito allí donde la familia y los amigos podrían encontrar un rastro, un pedazo de ropa, una mancha, un miserable indicio de que Miguel estuvo en la orilla.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Alarcón, C. (2007). Recuerdos de Miguel. Tram[p]as de la Comunicación y la Cultura, (53), pp. 88-89