Creo que Rodolfo lo sabía todo desde el principio. No sólo era un gran escritor, un cuadro político, un intelectual inteligente, un periodista intrépido. Walsh, además de ser una de las personas con quien más me gustaría conversar sobre los avatares de la política, las complejidades del entramado social, las nuevas gracias de mis hijos, la salvación de la literatura, era un visionario.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Robles, R. (2007). El oficio terrestre de la dignidad. Tram[p]as de la Comunicación y la Cultura, (53), pp. 42-45