La universidad ha sido siempre una institución productora de cultura ligada al poder y, en las sociedades capitalistas, una institución de reproducción social de ese tipo de sistema. En las viejas universidades se enseñaba a «gobernar bien» o, lo que es lo mismo, «el arte del buen gobierno», el arte de saber mandar de modo que la dominación no sea excesiva ni despótica, aunque siga siendo dominación, y los requisitos del uso de una violencia sistemática encubierta. En las universidades de masas del último siglo, junto a los contenidos propiamente técnicos y metodológicos se transmitían y se siguen transmitiendo un conjunto de procederes y disciplinas que caracterizan a las capas cultas de la sociedad, encargadas de reproducir, mantener y gestionar la supervivencia de ese mismo sistema. Esas capas cultas tienen a gala su capacidad para «tener razón», para saber argumentar y defender sus puntos de vista frente a las capas ignorantes o desprovistas de tales habilidades, pero raramente caen en la cuenta de que la ignorancia es compartida aunque no recíproca.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Edu-Factory & Universidad Nómada. (2010). La Universidad en conflicto. Capturas y fugas en el mercado global del saber. Madrid: Traficantes de Sueños