Enseñar Lengua y Literatura es una tarea de alerta permanente, de guardia las veinticuatro horas, sin principio ni fin, no se descansa nunca, aunque a veces hay momentos para tomar mate y comer bizcochitos, como en este toldo y con Astier, pero hay que dejar todo en cualquier momento y anotar el título de esa canción porque hay que llevársela a los pibes, saber de dónde se sacó ese fragmento y conseguir el texto completo aunque posiblemente no les interese todo, porque además es muy largo y por momentos un poco pesado, ver si es preferible conseguir la película de esa novela o buscar aquella otra que articula desde el género pero propone una mirada distinta de lo fantástico. Cuando hace un mes pasé frente al televisor, que estaba clavado en el canal Encuentro, escuché dentro de la “caja no tan boba”, una voz familiar, una manera de decir que escucho todo el tiempo en las aulas, en los pasillos de las escuelas y vi una cara que podría ser…, pero no era, porque a César González no lo conozco y hasta ese momento tampoco había oído hablar de él, entonces dejé de ir de un lado a otro, me senté y no pude dejar de mirar y oír.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Raponi, A. (2011). ¡Camilo Blajaquis era César González!. Sobre quiénes serán esos jóvenes a los que les pedimos que se quiten la gorrita dentro del aula. El toldo de Astier, 2 (2), pp. 1-10