Desde el punto de vista doctrinario, Johann Most fue más un difusor que un creador de ideas. En sus escritos rara vez se encuentran argumentos de cuño propio; en todo caso lo que se ve es la aplicación a casos concretos de argumentos y doctrinas provenientes de otras fuentes anarquistas o socialistas en general. Sin embargo, sus escritos no carecen de originalidad, debido particularmente a cuatro factores: la claridad y sencillez; la plasticidad y riqueza de imágenes; una más que respetable erudición y cultura; y un estilo encendido que por momentos alcanza los niveles de la furia. Todo ello se resume en la pintura que de él hizo Berkman en 1923 a pedido de Rudolf Rocker: “Naturaleza combativa de nacimiento, inspirada por el celo revolucionario, franca en sus simpatías y en su antipatías, tanto sociales como individuales. Most fue una personalidad poderosa y sobresaliente. En un sentido severamente definido era el símbolo de una nueva Era. Anunciador de tempestades y profeta de una nueva humanidad, fue la personificación viviente de la lucha áspera del porvenir contra lo existente. Most era ante todo un rebelde. Su vida entera y su energía jamás agotada, su don extraordinario de la elocuencia y su fuerza inimitable para hallar expresiones ricas en colorido y vigorosas, todo eso le sirvió para propagar la revolución”.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Most, J. (2014). La peste, la bestia y el monstruo. Buenos Aires: Libros de Anarres.