De lo que yo estoy convencido es de que será una organización viva, mil veces superior y más justa que la que existe actualmente, y, por lo demás, abierta a la propaganda activa de las ciudades, por una parte, y, por otra, no pudiendo ser fiada, ni, por decirlo así, petrificada por la protección del Estado ni por la de la ley –puesto que no habrá ya ni ley ni Estado– podrá progresar libremente y perfeccionarse de un modo indefinido, pero siempre vivo y libre, nunca decretado ni legalizado, hasta llegar, en fi, a un punto tan razonable como se puede desear y esperar en nuestros días.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Bakunin, M. (2013). Incitar a la acción. Buenos Aires: Terramar Ediciones.