Hacer mella en la realidad donde vivimos, aunque no sea sobre su totalidad, aunque sólo sea de forma fragmentaria. Pero incidir, finalmente, en ella después de tanto tiempo viéndola deslizarse como arena entre nuestros dedos y transformar así el presente de modo parcelario, sin duda, pero radical. Aquí está lo que la puesta en movimiento del anarquismo nos ofrece hoy. Y esto, no lo dudemos ni un minuto, dista mucho de ser poca cosa, sobre todo cuando constatamos que los principios, las prácticas y las realizaciones que caracterizan el anarquismo son reinventadas, reivindicadas y desplegadas por colectivos y por personas que no provienen necesariamente de los medios que se definen explícitamente como anarquistas.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Ibáñez, T. (2014). Anarquismo es movimiento. Anarquismo, neoanarquismo y postanarquismo. Barcelona: Virus Editorial.