Es necesario considerar los principios de beneficencia y justicia para una atención individual de las mujeres
mayores y la formación de sistemas sanitarios (o políticas sanitarias) de carácter ético donde prevalezca siempre la equidad. Para ser justo y beneficente es imprescindible ser eficiente, y ello se alcanza tomando en cuenta factores propios de las mujeres ancianas: salud física y mental, estado de vida, real acceso a los servicios, entre otros.
Barrantes, M. (2006). Género, vejez y salud. Acta Bioethica, 12(2), pp. 1-5.