Lo que se plantea en torno al malestar en la relación médico- paciente es la posibilidad de reconocer la
locura que engendran algunas normas, tales como aquella que pretende transformar la acción médica en una operación de autómata. El médico puede asumir una posición diferente si está dispuesto a preservar en sí el lugar de su propia ignorancia acerca de la particularidad inalienable de cada enfermo, de esa historia individual en la que anida el síntoma. Pues aun cuando se esté en condiciones de afirmar que se han respetado los derechos del paciente, nada se sabe de él. Es necesario que el médico pueda situarse frente al sujeto como frente a un misterio para poder reconocer la particularidad de éste y para que el paciente pueda reconocerse en su particularidad.
Manitta, G. (2005). El malestar en la relación médico-paciente. Acta bioethica, 11(1), pp. 1-10.