Un largo decir de caravana, transmitido de generación en generación, de padres a hijos y de politólogos a encuestadores, nos enseñó a ver el mapa político argentino articulado -o dividido- por dos grandes partidos. Este bipartidismo, más virtual que real a fuerza de interrupciones institucionales, acotado por la omnipresente vigilancia del actor militar durante varias décadas, y débilmente integrado en términos de un sistema de partidos estable, parece en la actualidad transformarse en una reliquia de tiempos idos más que en una promesa de futuro.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Camou, A. (2003). ¿Bipartidismo, bialiancismo o partido dominante? Esas raras transiciones nuevas. Cuestiones de Sociología, (1), pp. 103-116.