La educación es una pieza clave en la construcción de la identidad personal. Una parte importante del proceso educativo de las nuevas generaciones se ha encomendado a la escuela, que comparte con la familia y otras instancias a veces no tan conscientes como sería deseable una responsabilidad social compleja, difícil, que trasciende el plano de la formación intelectual. El proceso de escolarización que se produjo en el siglo XIX y gran parte del siglo XX tuvo esto muy claro: la escuela tenía que reproducir determinados modelos deseables de hombres y mujeres. Para ello agrupó a chicos y chicas en espacios separados y les ofreció proyectos formativos distintos acordes con la función social que se esperaba que cumplieran.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Fernández, A. (2004). Las mujeres en la historia enseñada: género y enseñanza de la historia. Clío & Asociados, (8), pp. 115-128.