Durante la época colonial, se incrementó la riqueza de las instituciones eclesiásticas y las situó, en vísperas de la independencia, como las corporaciones más ricas del virreinato y como una de las fuentes de crédito más importantes de la economía colonial. Esta opulencia de la Iglesia provocó en la época reacciones opuestas. Algunos consideraban que su sistema económico extraía, del tráfico y del comercio, el capital fundamental para que la república aumentase, o que eran responsables, en último término, de la escasa rentabilidad de las propiedades debido a su fuerte endeudamiento a favor de la Iglesia; otros, en cambio, afirmaban que la inversión de estos capitales convertía a las instituciones eclesiásticas en una fuente de crédito favorable para el deudor, ya que competía ventajosamente, en cuanto a las tasas de interés y condiciones de préstamos, con otras vías de financiamiento y otros acreedores.
Martínez López-Cano, M. (1996). El crédito eclesiástico en Nueva España. América Latina en la Historia Económica, 3 (6), pp. 9-19.