En un reciente diálogo con estudiantes, en el marco de un conjunto de actividades sobre «el amor y sus especies», recogimos un sentimiento: el amor escapa a la explicación científica, sólo el arte puede hablar del amor porque es irreductible a todo discurso racional. En el límite incluso, no se podría hablar del amor sino sólo vivirlo. ¿Cómo pretender entonces acercarnos con las herramientas de la ciencia moderna -cualquiera sea nuestra concepción de ésta- a un fenómeno cuya esencia no puede ser alcanzada por esa vía?
Ansión, J. (1995). Pensarse desde el otro: el reto del encuentro intercultural. Boletín del Instituto Riva Agüero, Nro. 22, pp. 15-25.