Las circunstancias que afrontaba el general Sánchez Cerro, a principios de 1931, no eran precisamente compatibles con la lógica revolucionaria. En agosto del año anterior había depuesto al Presidente Leguía, náufrago ya, en un país entre estremecido y ahogado por la desocupación y la devaluación monetaria. A principios de 1930 extinguida la Libra Peruana que se cotizaba a la par con Londres, surge el imperio del Sol de oro que podía adquirirse con sólo cuarenta centavos de dólar. Un año después, la anemia monetaria reduce el sol a menos de treinta centavos norteamericanos o sea, más de SI. 3.00 por dólar. En vez comprensible mente, el costo de vida descendió un 6%.
Neuhaus Rizo-Patrón, C. (1994). Riva-Agüero, Alcalde de Lima. Boletín del Instituto Riva Agüero, Nro. 21, pp. 221-239.