Las expediciones de conquista estuvieron organizadas sobre una base empresarial privada, debiendo contar con la autorización real. El producto que obtenía la empresa como resultado de sus actividades de saqueo u otras era repartido entre los inversionistas. de acuerdo al aporte personal de cada uno, así como los participantes de la expedici6n. En consecuencia, los conquistadores tratarían de obtener el mayor beneficio de sus expediciones y sólo el poder estatal pondría freno a sus inmensas expectativas. La fiscalización quedaba a cargo de oficiales reales nombrados específicamente para la expedición, de acuerdo a los términos pactados en las capitulaciones que eran suscritas entre la corona y los conquistadores.
Varón, R. (1992). El clero y la fiscalización imperial en la conquista del Perú. La actuación de Hernando de Luque, Vicente de Valverde y Tomás de Berlanga. Boletín del Instituto Riva Agüero, Nro. 19, pp. 111-132.