Una vez consolidado el gobierno que surgió de la revolución porteña del 11 de septiembre de 1852, se planteó la necesidad de reorganizar el país sin la persona de Urquiza y bajo la conducción de la provincia de Buenos Aires. Para ello, se actuó en dos direcciones: por un lado, la revolución debía propagarse desde el gobierno tomando medidas que atacaran directamente a Urquiza. Entre ellas se destacaban: la ley de 21 de septiembre por la que no se reconocía ningún acto de los diputados reunidos en Santa Fe; la ley de aduanas del 9 de octubre que establecía el “libre tránsito de mercaderías en depósito por agua y por tierra para cualquier punto de la provincia”, para facilitar el comercio con las provincias confederadas a través de la provincia de Buenos Aires y continuar así detentando las rentas de la Nación.
Luzi, A. (2006). La misión Méndez ante el gobierno del Dr. Juan Pujol. Anuario del Instituto de Historia Argentina, nro. 6, pp. 207-211.