Así como la Antropología mantiene vínculos con la disciplina más especulativa de todas, la Filosofía, también mantiene relaciones con una de las disciplinas más terrenales, con la Geografía, ciencia de la Tierra. A un nivel elemental, podemos decir que un antropólogo que se dirige al campo sin buscar la información básica acerca de la colocación de su comunidad o región, los tipos de suelos, vegetación, orografía, etc., está literalmente “perdido en el espacio”.
Cualquiera que dude de la íntima relación entre las diferentes ciencias naturales y sociales en general, y entre la antropología y la geografía en particular, se puede convencer fácilmente, echando un vistazo a la carrera de Franz Boas: empezó como científico natural, escribiendo su tesis doctoral acerca de la polarización de la luz a través del agua marina, luego cambió sus intereses hacia la geografía y, finalmente, tendió un puente entre la geografía cultural y la antropología, para dedicarse por completo a esta última disciplina (Rutsch, 1984: 75-78).
Korsbaek, L. (2007). La Antropología y el estudio de la Geografía. Revista de Antropología, 5, pp. 61-89.