Los profesionales de la Historia necesitan acceder al mayor número de fuentes de información relacionadas con sus actividades de investigación. Si antaño el historiador se valía de fuentes de información impresas, hoy en día la situación está cambiando. La presencia de nuevas fuentes de información historiográfica en soporte electrónico y digital ha dado lugar a la creación de las primeras bases de datos históricas que proporcionan un mejor almacenamiento, recuperación y utilización de la información.
Rivas Fernández, J. (2002). La valoración: fundamento teórico de la Archivística. Biblios, nro. 12, pp. 1-9.