“Redundancia” viene de undare, “inundar”, “anegar”, de manera que re-undare es “volver a inundar”. Redundar es inundar con palabras casi siempre innecesarias; del griego viene el término pleonasmo para referirse a esta figura retórica –y observe el amable lector que escribí “figura” retórica y no “vicio” retórico, porque las redundancias o los pleonasmos léxicos, a veces, son inevitables o hasta justificables.
Wigdorsky, L. (2004). Algunas dimensiones de la redundancia. Onomázein, nro. 10, pp. 171-178.