El idioma inglés, como también otras lenguas de origen germánico, es un idioma “economizador de palabras”, capaz de expresar extensos mensajes en pocas palabras. El español, en cuanto idioma analítico, hace un menor uso de este recurso y su proceso de composición léxica posee menor flexibilidad. Esta diferencia léxico-gramatical a menudo plantea problemas a los hablantes no nativos de inglés para comprender y producir tales unidades léxicas.
Jullian, P. (1999). La interpretación de compuestos ingleses por parte de hablantes de español. Onomázein, nro. 4, pp. 465-480.