La lengua que trajeron los conquistadores, hace cinco siglos, sigue confiriendo una preponderante identidad sociocultural al continente hispanohablante del Nuevo Mundo. La influencia que hayan podido ejercer las lenguas y culturas indoamericanas es mínima. La historia de la sociedad hispanochilena, en particular, muestra que el impacto de las comunidades indígenas es reducido y tardío. Afirmar, por ejemplo, que el pueblo chileno haya nacido de la fusión entre el mundo hispano y mapuche no es más que un mito del indigenismo romántico decimonónico.
Salas, A. (1996). El indigenismo romántico. Examen etnolingüístico de una retórica en torno al Quinto Centenario. Onomázein, nro. 1, pp. 139-151.