Pasando por las lecturas morales del personaje de Oscar Wilde, que no fueron ajenas a los sectores más cultivados e ilustres de América Latina, recordando la más actual de Silvia Molloy que hace hincapié en el carácter político de una pose que fue rebajada tradicionalmente a la frivolidad, el artículo rescata la sutileza crítica del escritor. Encubiertas bajo un título que aparenta banalidad, La importancia de no hacer nada (1891), se encuentran las formulaciones teóricas de "El crítico como artista" y "Del crítico y del criticismo". Anticipaciones inmersas en la pretendida vuelta decadentista al pasado, los preceptos sabiamente dosificados por el artista inclasificable, no sólo fueron revisitados para repensar el tema del gusto, en el famoso ensayo de Susan Sontag, sino que tocaron desde el pasado, precisamente, a escrituras críticas como la de Jan Mukarovsky y Roland Barthes.
Páez, R. (2002). Wilde, la nueva crítica. Orbis Tertius, nro. 9, pp. 1-7.