En el punto donde se interceptan la economía, la sociedad y la política se instaló hace ya mucho tiempo un debate acerca de la relación entre desarrollo económico y democracia política. Una hipótesis clásica ponía al desarrollo económico como un requisito, como una conditio sine qua non, para la existencia de la democracia política. Esta hipótesis -o esta teoría si se quiere-, sostenida firmemente durante mucho tiempo, en particular durante los años 1950, tuvo rápidos objetores. Esta alusión a una cuestión clásica en algunas de las vertientes de las teorías sociológicas es sólo para señalar que ella aparece hoy resignificada a partir de la peculiar situación -perceptible mucho más claramente en América Latina que en otros lugares del mundo- de la relación entre la modificación de los patrones de acumulación, definidos según la perspectiva neoconservadora, con la recuperación de la idea de la democracia política, ahora sostenida como el estadio final al cual habría llegado la humanidad, esto es, el supuesto fin de la historia, para decirlo en los términos caros a ese mediocre pensador fuertemente propagandizado que es Francis Fukuyama.
Ansaldi, W. (2000). La democracia en América Latina, más cerca del oportunismo que de los principios. Sociohistórica. Cuadernos del CISH, 5 (7), pp. 1-9.