Es indudable que los estudios de redes sociales han adquirido una actualidad notable, a pesar de que sus primeros esbozos datan por lo menos de mediados del siglo pasado. Pero es en estas últimas décadas, sobre todo ante la formalización teórica y metodológica de que ha sido objeto (Mitchell, 1969; Wassermann y Faust, 1994), que su difusión ha llegado a la ciencia histórica (Miguez, 1995; Moutoukías, 1995; Anuario del IEHS, nro. 15). En efecto, la observación de los vínculos interpersonales, privativos hasta hace pocos años de la sociología, se ha convertido en una herramienta adecuada para la historia en una buena parte de todos sus enfoques. Se lo utiliza para analizar las migraciones intercontinentales (Ramella, 1995) para los estudios denominados de microhistoria (Revel, 1996), la conformación de las élites (Moutoukías. 2002), etc., al punto tal que parece haberse convertido en una gran teoría explicatoria de la diversidad y complejidad de las sociedades y de la construcción del poder en su seno. Esta generalización ha llevado también al planteo de ciertas reservas que ven que su aplicación deja de lado otras teorías hasta hace poco válidas para realizar este tipo de análisis.
Santilli, D. (2003). Representación gráfica de redes sociales. Un método de obtención y un ejemplo histórico. Mundo Agrario, 3 (6), pp. 1-21.