La "exitosa" incorporación de Argentina al mercado mundial como exportador de productos agropecuarios aceleró su despegue modernizador y contribuyó a forjar el imaginario de "granero del mundo". En este territorio simbólico y material de progreso y utopía agraria cifraron sus sueños y esperanzas miles de hombres y mujeres que cruzaron los océanos deseosos de "hacer la América". Entre los promotores y beneficiarios de este discurso utópico, los estancieros de la Sociedad Rural se instituyeron en legítimos forjadores "desde siempre" de una nación armónica y en constante progreso material. Sin embargo, desde el comienzo se manifestaron tensiones en el interior del modelo agroexportador. La cuestión de la tenencia de la tierra y de su usufructo dio lugar a una conflictiva relación entre estancieros y colonos arrendatarios en la que estos últimos no tardaron en quebrar las ilusiones en un mundo rural idílico, estallando en huelgas y revueltas agrarias que culminaron en los años veinte lideradas por la Federación Agraria Argentina en un proceso de institucionalización y legalización de sus demandas y reclamos.
Marrone, I. (2001). Imaginarios contrapuestos en la filmografía del agro pampeano argentino. Mundo Agrario, 2 (3), pp. 1-20.