Existe una extensa literatura “no profesional” que es extremadamente va liosa para el conocimiento antropológico de la sociedad puneña, gran parte de la cual fue producida por personas que no eran antropólogos: pormenorizados informes y numerosos estudios etnográficos, redactados para uso interno de alguna organización como el Instituto Indigenista Peruano, el Ministerio de Trabajo y Comunidades Indígenas, el Ministerio de Agricultura o el Programa Puno-Tambopata. Gran parte de esta literatura producida entre 1940 y 1980, es inédita y existe sólo en forma mimeografiada, pero otras piezas aparecieron en diversas revistas y publicaciones regionales ocasionales de distribución limitada. Estos importantes trabajos han sido casi siempre menospreciados e ignorados por los científicos sociales a pesar de su enorme aporte al conocimiento social. Tal vez sea hora de volver a enfatizar la producción de etnografías de primer nivel de las comunidades andinas, y de que incrementemos el legado que estos pioneros de la etnografía dejaron. Es mi esperanza que al publicar esta serie Etnografía Clásica en el Altiplano Peruano sea más fácil acceder a estos materiales, las deficiencias académicas ya señaladas puedan atenuarse en algo, y de que podamos devolverle a la etnografía seria el lugar que le corresponde en el estudio de las culturas andinas. Los capítulos en el presente libro, La cultura expresiva puneña, volumen 2, de la serie Etnografía Clásica en el Altiplano Peruano, se centran en la cultura expresiva, es decir, en aquellas manifestaciones de la cultura que no participan directamente en la producción y acceso a las necesidades básicas de la vida —alimentación, vivienda, seguridad—. En contraste con las dimensiones instrumentales de una cultura, la cultura expresiva es no-utilitaria, altamente simbólica e imbuida con significado. Mientras que desde un punto de vista material la vida en el Altiplano exhibe una pobreza, la región es rica en cultura expresiva. Sus tradiciones en cuanto a la música y las danzas son reconocidas internacionalmente. Se denomina a Puno como “la capital folklórica del Perú”. De hecho, la Fiesta de la Virgen de la Candelaria, celebrada cada año en la ciudad de Puno, ha sido designada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. El presente volumen incluye artículos que por su importancia y utilidad, han sido rescatados y agrupados especialmente para este tomo, trabajos especialmente valiosos y que informan sobre aspectos de la religión, el folklore y el arte tradicional en el Altiplano.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Bolton, R. (Ed.) (2015). La cultura expresiva puneña: Religión, arte y folklore. Lima: Editorial Horizonte
Páginas: 325