El proceso de globalización ha puesto en crisis al Estado-nación y ha incrementado la desigualdad y la exclusión en el mundo. Por ello, la justicia no puede seguir siendo pensada exclusivamente, como se hizo en tiempos pasados, a partir del estrecho margen estatal. Frente a la jerarquización de la ciudadanía y de los Estados en el nuevo orden mundial, una teoría de la justicia global debe plantearse a largo plazo la consolidación de un constitucionalismo global que garantice los derechos fundamentales para todas las personas y promueva una distribución justa de los beneficios que genera la globalización.
Di Castro, E. (2010). Desigualdad, exclusión y justicia global. Isegoría, (43), pp. 459-478