No hay caracterización del republicanismo que no mencione la
virtud cívica. Sin embargo, no siempre es clara la ubicación de la virtud en el
entramado de la filosofía política republicana. Tomaré como punto de partida la
reflexión de Rawls. Su temor es que la defensa de lo que la democracia
necesita, la virtud cívica, ponga en peligro la libertad. Es lo que llamaré el
«problema (de Rawls) con la virtud». Un problema que, a su parecer, compromete
seriamente al republicanismo. Por mi parte, intentaré mostrar que, en realidad,
se trata de un problema del liberalismo que apunta directamente a una bien
conocida tensión entre los derechos y la democracia, cuya única «solución
liberal» pasa por atrincherar los derechos «frente a la democracia», excluyendo
el compromiso ciudadano. En la segunda parte mostraré que el problema es real,
pero que no afecta a todos los republicanismos y argumentaré que «el problema
de Rawls» afecta, fundamentalmente, a aquel republicanismo que hace de la
«realización ciudadana» su objetivo, que busca, por así decir, maximizar la
virtud. No sucede lo mismo con aquel otro que otorga a la virtud un carácter
instrumental. En la parte final precisaré esa idea de republicanismo que otorga
tanto a la virtud como a la democracia un papel instrumental en lo que
realmente importa: la libertad.
Ovejero, F. (2005). Republicanismo: el lugar de la virtud. Isegoría, (33), pp. 99-125