1. En este ensayo voy a explorar un aspecto del consecuencialismo que no debería ser ignorado completamente por las teorías rivales de la ética normativa, a saber, la extensión del ámbito de los individuos afectados por nuestras acciones presentes, y la importancia de tener en cuenta a los mismos. Incluso aquellas teorías rivales que descuentan algunos intereses necesitan una clara comprensión de la naturaleza de los intereses que están dispuestos a desechar. 2. Los intereses afectados incluyen los intereses futuros de personas actuales y de fetos humanos, además de aquellos relativos a criaturas actuales no humanas, y también los de personas futuras y otras criaturas que no pueden ser reconocidos todavía. Las acciones humanas jugarán un importante rol a la hora de determinar no sólo qué humanos existirán, sino incluso qué no-humanos; podemos incluso influir considerablemente en la calidad de vida de todos ellos, y asumir así responsabilidades en relación a los impactos previsibles resultantes de nuestras acciones. 3. En la medida que establezcamos diferencias comparativas y constatables respecto a la calidad de vida de la gente, conviene advertir que no somos menos responsables de los individuos del futuro que del presente. Es más, si aceptamos que los costes previsibles (de nuestras acciones) para dentro de un millón de años importan tanto como los costes del mismo tipo en el presente, entonces la escala de nuestras responsabilidades actuales se hace más vasta. 4. Donald Brown ha mostrado cómo hay un fuerte debate entre los diversos intereses humanos a la hora de establecer cuáles han de ser las concentraciones de gas invernadero en la atmósfera; dicho debate ha sido reanima" do aún más por consideraciones biocéntricas y/o ecocéntricas. Pace Brown, una aproximación biocéntrica puede contra" pesar intereses humanos (tales como los que afectan al desarrollo) con intereses no humanos, y no tendría por qué prohibir todas las extinciones de especies; pero de hecho esta aproximación no podría justificar de ningún modo el incremento de las concentraciones de gases invernadero. Las emisiones requeridas para el desarrollo del Tercer Mundo necesitan ser contrapesadas con la reducción de emisiones en los países desarrollados. El consecuencialismo biocéntrico genera así políticas defendibles. También, como Brown subraya, los países desarrollados tienen obligación de apoyar un estricto acuerdo internacional sobre el cambio climático, con cuotas nacionales basadas en habilitaciones (entitlements) a una igual cantidad de emisiones per capita para todo planeta.
Attfield, R. (2005). Generaciones futuras: Considerando todas las partes afectadas. Isegoría, (32), pp. 35-46