La globalización es la palabra clave de la transformación estructural que está sufriendo nuestro mundo. Sufriendo es el término adecuado. aún reconociendo el extraordinario desarrollo tecnológico y económico que estamos viviendo en las sociedades desarrolladas, porque el proceso de cambio se presenta para la mayoría de las personas como ajeno, incontrolable e inevitable. De ahí que hayan surgido fuertes reacciones defensivas y movimientos críticos contra el proceso de globalización. Y una de esas críticas se refiere al desarrollo unidimensional de la globalización en torno a intereses económicos capitalistas. Pero en realidad la transformación que estamos viviendo es multidimensional. Y junto a la globalización de la tecnología y la economía se plantea con fuerza creciente la globalización de la política y la cultura. Por arriba. mediante la conexión entre los estados y la expansión planetaria de los medios de comunicación. Por abajo, mediante la emergencia de voces críticas y movimientos sociales que plantean el control social de la globalización económica, junto con la globalización de los derechos humanos y la afirmación política de su respeto universal. Para avanzar la investigación teórica en este debate es necesario partir de la observación de los procesos recientes, así como del esclarecimiento analítico de las cuestiones que se plantean. Mi planteamiento es que una comprensión adecuada de la relación entre globalización y derechos humanos requiere estudiar el cambio de relaciones entre estado y sociedad civil, en una época caracterizada por la crisis del estado nación, sometido a la tensión contradictoria entre globalización instrumental y localización identitaria.
Castells, M. (2000). Globalización, Estado y sociedad civil: El nuevo contexto histórico de los derechos humanos. Isegoría, (22), pp. 5-17