La ética y la religión han vivido una relación tensa. Hasta el siglo XVIII, la ética vivió a la sombra de la religión; a partir de esa fecha la ética se independizó de la religión y amenazó con sofocarla. Este estudio se decanta por una relación menos conflictiva, en la que ética y religión aúnen sus esfuerzos a favor de la solidaridad, más allá incluso de las fronteras de la muerte.
Fraijó, M. (1994). De la sobriedad ética a la esperanza religiosa. Isegoría, (10), pp. 65-84