El presente trabajo se centra en el análisis de dos instituciones que fueran concebidas como las más eficaces para la defensa de la autonomía individual: la democracia representativa y el mercado. Ambas aspiran a garantizar el máximo posible de libertad dentro de un marco normativo. Pero ambas, libradas a sí mismas, tienen también la propiedad disposicional de autodestruirse. Pueden, pues, ser llamadas «instituciones suicidas\". El medio más eficaz para impedir que ello suceda es establecer límites éticos al funcionamiento de la democracia representativa y del mercado. Tras someter a crítica diferentes propuestas formuladas al respecto -estrechamente vinculadas con el problema de la legitimidad de los sistemas políticos y la fundamentación racional de las normas morales- se esboza una vía de solución que parte de la aceptación de restricciones a las posibilidades de decisión parlamentaria («coto vedado») y de la formulación de 10 que podría llamarse «circunstancias del mercado».
Garzón, E. (1994). Instituciones suicidas. Isegoría, (9), pp. 64-128