Recurso frecuente de lo que hoy reconstruimos como Ilustración fue desarbolar supersticiones y mitos. Es, sin embargo lugar común redargüir que quien derriba ídolos no está libre de edificar otros nuevos (ni -tópico éste que cunde por doquier- de convertir su gesto iconoclasta en mito fundacional). No menos acostumbrado es apuntar a Max Weber como al primer desvelador de algún que otro episodio sobresaliente de la historia de la razón ilustrada, ya sea para abundar en su diagnóstico, ya para intentar salir de lo que se tiene por su «círculo hechizado ». En lo que sigue, se trata de rastrear algunas de las claves configuradoras de la crítica weberiana de la cultura procurando retrotraer a su desmantelamiento metodológico del ideal historicista, los términos en que elabora su problematízacíón del sujeto rnoderno. La inversión semántica de las categorías centrales de la epistemología y la Weltanschauung del historicísmo alemán decimonónico permite a Max Weber descubrir patologías del paradigma ilustrado allí donde se suele situar un momento de crítica del mismo. Siguiendo los pasos de esta estrategia weberiana, nos es posible reconstruir la noción hípostasiada de racionalidad y de sujeto que Weber parece denunciar como tentación dogmática de la razón ilustrada. El programa weberiano constituye así el desenmascaramiento de un relato complaciente de lo moderno -al que llamo el «mito de la transparencia de la razóns-ey sobre ese supuesto cabe releer sus propuestas éticas más controvertidas, en particular la distinción entre «ética de convicción» y \"ética de responsabílidad ».
Valdecantos, A. (1990). Historicismo, sujeto y moral (Max Weber y el «mito de la transparencia de la razón»). Isegoría, (2), pp. 104-137